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viernes, 14 de octubre de 2011

La batalla de Alesia o el sitio de Alesia fue un enfrentamiento militar desarrollado en el mes de septiembre del año 52 a. C., en la región de la tribu gala de los mandubios, y que tuvo como escenario principal su capital, la fortaleza de Alesia. Estaba situada probablemente encima del monte Auxois, sobre la moderna Alise-Sainte-Reine, en Francia, si bien esta ubicación está discutida. En efecto, algunos autores han discutido que esta localización no concuerda con la descripción de la batalla por César, y se han presentado diversas alternativas de las que actualmente sólo Chaux-des-Crotenay (en Jura, Francia) es considerada como una alternativa posible. Sin embargo, los más recientes descubrimientos arqueológicos parecen confirmar la ubicación de Alise-Sainte-Reine como la más probable. Esta batalla enfrentó a los ejércitos de la República de Roma dirigidos por Julio César, que contaba con la caballería al mando de Marco Antonio, y con legiones al mando de sus legados, Tito Labieno y Cayo Trebonio, entre otros, contra una confederación de tribus galas bajo el liderazgo de Vercingétorix, jefe de la tribu de los arvernos. Alesia fue la batalla clave que dio la victoria definitiva a los romanos frente a los galos en la larga Guerra de las Galias. El sitio de Alesia es considerado uno de las grandes éxitos militares de César e incluso en la actualidad es utilizado como un ejemplo clásico de sitio.
La batalla es descrita en detalle por numerosos autores contemporáneos incluyendo a César en sus Comentarios a la guerra de las Galias, Libro VII. Tras esta batalla, el líder rebelde fue capturado y la Galia fue definitivamente derrotada convirtiéndose en una provincia romana. El Senado romano se negó a otorgar a César los honores por sus victorias en las guerras gálicas siendo éste uno de los factores desencadenantes que condujeron a la guerra civil romana de los años 50-45 a. C.
Alesia estaba situada en la cima de una colina rodeada por valles y ríos y contaba con importantes defensas. Dado que un asalto frontal sobre la fortaleza sería suicida, César consideró mejor forzar un asedio de la fortaleza para rendir a sus enemigos por hambre. Considerando que había cerca de 80.000 hombres fortificados dentro de Alesia junto con la población civil, el hambre y la sed forzarían rápidamente la rendición de los galos. Para garantizar un bloqueo perfecto César ordenó la construcción de un perímetro circular de fortificaciones. Los detalles de los trabajos de ingeniería se encuentran en los Comentarios de la Guerra de las Galias (De Bello Gallico) de Julio César y han podido ser confirmados por las excavaciones arqueológicas en la zona. Se construyeron muros de 18 km de largo y 4 metros de alto con fortificaciones espaciadas regularmente en un tiempo récord de 3 semanas. Esta línea fue seguida hacia el interior por dos fosos de cuatro metros y medio de ancho y cerca de medio metro de profundidad. El más cercano a la fortificación se llenó de agua procedente de los ríos cercanos. Asimismo, se crearon concienzudos campos de trampas y zanjas frente a las empalizadas con el fin de que su alcance fuese todavía más difícil, más una serie de torres equipadas con artillería y espaciadas regularmente a lo largo de la fortificación.[7]
La caballería de Vercingétorix a menudo contraatacaba los trabajos romanos para evitar verse completamente encerrados, ataques que eran contestados por la caballería germana que volvió a probar su valía para mantener a los atacantes a raya. Tras dos semanas de trabajo, la caballería gala pudo escapar de la ciudad por una de las secciones no finalizadas.[6] César, previendo la llegada de tropas de refuerzo, mandó construir una segunda línea defensiva exterior protegiendo sus tropas. El nuevo perímetro era de 21 km, incluyendo cuatro campamentos de caballería. Esta serie de fortificaciones les protegería cuando las tropas de liberación galas llegasen: ahora eran sitiadores preparándose para ser sitiados.[8]
Para entonces, las condiciones de vida en Alesia iban empeorando cada vez más. Con los 80.000 soldados y la población local había demasiada gente dentro de la fortaleza para tan escasa comida.[9]
A finales de septiembre las tropas galas, dirigidas por Comio, rey de los atrebates (secundado por los eduos Viridómaro y Eporédorix y el arverno Vercasivelono, primo de Vercingetorix),[10] acudieron en refuerzo de los fortificados en Alesia, y atacaron las murallas exteriores de César. Vercingétorix ordenó un ataque simultáneo desde dentro. Sin embargo, ninguno de estos intentos tuvo éxito y a la puesta del sol la lucha había acabado. En total, el ejército galo de socorro reunido, según César, unos 8.000 jinetes, además de aproximadamente 240.000 infantes,[3] [11] en el recuento que se hizo en tierras de los heduos.[12]




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